22/09/2023
Publicado en
The Conversation
Rubén Pío |
Director de la División de Cáncer del Cima Universidad de Navarra y Director Científico del Cancer Center Clinica Universidad de Navarra (CCUN)
Más de un millón de diagnósticos de cáncer se vieron retrasados –o nunca se produjeron– como consecuencia del impacto que la pandemia del covid-19 tuvo en el normal funcionamiento de los servicios sanitarios europeos.
Llegar tarde, en el caso de esta enfermedad, puede tener consecuencias graves. Los efectos a medio o largo plazo son difíciles de precisar, pero podrían empeorar las previsiones que apuntan a un incremento de más del 20 % de muertes por cáncer en Europa para el año 2035.
¿Cuánto tarda la investigación básica en llegar a la práctica clínica?
La investigación biomédica de vanguardia es clave para el desarrollo de estrategias diagnósticas y terapéuticas más efectivas. En los últimos años se han hecho grandes avances en el conocimiento de la biología del cáncer y se han desarrollado herramientas tecnológicas de gran capacidad de análisis. Sin ir más lejos, la Unión Europea ha hecho un esfuerzo muy decidido por el impulso de la investigación en cáncer, a través de sus programas Europe’s Beating Cancer Plan y EU Cancer Mission.
Los avances en investigación han permitido el desarrollo de terapias más personalizadas y específicas, como las dirigidas a dianas moleculares concretas o a potenciar la respuesta inmune antitumoral. Como consecuencia de ello, la supervivencia al cáncer se ha duplicado en los últimos 40 años, situándose en torno al 60 %.
Las cifras demuestran el enorme valor de la investigación. Pero la sociedad demanda aún más eficacia en la transferencia de los conocimientos básicos a la práctica clínica.
Los investigadores y los clínicos a menudo se mueven en entornos distintos, con una formación, una manera de trabajar y unos sistemas de evaluación y promoción muy diferentes. Esto hace que las necesidades de los pacientes, identificadas por los médicos, no siempre estén conectadas de manera eficiente con la investigación y la innovación.
Centros de cáncer para conectar ciencia básica y ciencia clínica
La desconexión entre ciencia básica y clínica sólo puede ser solventada promoviendo entornos asistenciales que favorezcan las colaboraciones interdisciplinares y una investigación de marcado carácter traslacional. Es decir, una investigación que traslade los descubrimientos hechos en el laboratorio hasta la cama del paciente.
Esta investigación traslacional implica una continua retroalimentación entre el paciente y el laboratorio que exige una cercanía entre ambos. En ese sentido, parece lógico que se lleve a cabo en entornos como los centros de cáncer, instituciones que integran sus actividades asistenciales e investigadoras en un espacio común.
En estos centros se establecen equipos multidisciplinares que desarrollan investigación preclínica y clínica de vanguardia basada en las últimas tecnologías y evidencias científicas disponibles. Además, su actividad se completa con la capacitación y formación de profesionales de la salud y de investigadores biomédicos.
Es importante señalar que los centros de cáncer no son un concepto nuevo. El primer programa de centros de cáncer se creó en Estados Unidos como elemento promotor de la Ley Nacional del Cáncer del año 1971. Actualmente existen 72 centros de cáncer en ese país, 56 de los cuales reciben la calificación de “integrales”.
El adjetivo “integral” (comprehensive, en inglés) hace referencia a una destacada capacidad de liderazgo, actividad investigadora interdisciplinar y experiencia en innovación.
Nueve de cada diez pacientes con cáncer accederán a un centro de cáncer integral
En efecto, los centros de cáncer crean entornos adecuados para el desarrollo de una medicina más personalizada, basada en la caracterización del perfil molecular y genético de los tumores. También promueven las colaboraciones multidisciplinares, la innovación, el desarrollo tecnológico, la trasferencia y la formación.
Su estructura integradora favorece la comunicación y el establecimiento de sinergias entre investigadores preclínicos y clínicos. Y su excelente reputación atrae también colaboraciones con otras instituciones.
Por otro lado, la participación conjunta de profesionales asistenciales e investigadores dota a las áreas oncológicas asistenciales de un carácter más innovador y puntero. Consciente de todas estas ventajas, la Unión Europea ha establecido como uno de sus objetivos que, para el año 2030, un 90 % de los pacientes con cáncer tenga acceso a un centro de cáncer integral.
La supervivencia aumenta en centros asistenciales con actividad investigadora
Pero lo realmente interesante es que existen estudios que avalan que la supervivencia de los pacientes con cáncer es superior en centros asistenciales con alta actividad investigadora.
Todo apunta a que las sinergias requeridas para el desarrollo de una investigación traslacional de calidad redundan, en último término, en la mejora asistencial del paciente afectado de cáncer, en su tratamiento y en su calidad de vida.
Obvia decir que nada de esto se hace posible si no se dispone de los recursos adecuados que sustenten esta investigación. Iniciativas como el Día Mundial de la Investigación en Cáncer, promovido por la Asociación Española Contra el Cáncer, recuerdan a la sociedad la importancia de apoyar a los investigadores en su lucha contra esta enfermedad de tan alto impacto social.